Salmo 93

¿Qué está pasando?

El salmo 93 trata sobre Dios que calma los mares. Para los lectores originales de este salmo, el mar era una metáfora del caos que reinaba antes del comienzo del mundo y del caos provocado por las naciones enemigas que atacaban al pueblo de Dios (Génesis 1:2; Éxodo 14:23, 28). Pero el Salmo 93 dice que Dios es el Rey de todas las fuerzas de la creación, especialmente de los mares. Como el sol que atraviesa la oscuridad de las nubes de tormenta que hay debajo, el poder de Dios puede atravesar las aguas que se agitan y forman espuma (Salmo 93:4). El salmista elogia el hecho de que ninguna ola rebelde puede llegar tan alto como para hacer temblar el trono de Dios (Salmo 93:2). Todos los océanos, las partes más salvajes y desordenadas de la creación, pueden calmarse con una simple orden de Dios (Salmo 93:4-5). El salmista elogia que solo Dios puede calmar los mares.

¿Dónde está el Evangelio?

Jesús es el Dios descrito en el Salmo 93. Cuando una violenta tormenta amenazó con ahogar a sus discípulos bajo su poder caótico, con tan solo una palabra, Jesús ordenó que las olas se detuvieran y el mar obedeció su orden (Marcos 4:37-39). En otra ocasión, cuando una tormenta sacudió a sus discípulos y su barca, Jesús mismo caminó sobre las olas. Jesús mostró a sus discípulos que él era el Dios del Salmo 93 y el Rey que puede domar los mares caóticos (Mateo 14:24-25, 32-33).

Como dijimos anteriormente, los mares eran a menudo una metáfora de las naciones enemigas. Y Jesús demuestra que no solo domina las fuerzas de la naturaleza, sino también el poder de las naciones. Las autoridades religiosas y políticas de su tiempo se enfurecieron contra él y desafiaron su autoridad. Como oleadas rebeldes, lo arrastraron en juicios y torturas y lo ahogaron en la muerte (Mateo 27:20). El turbulento caos de las naciones se apoderó de él, y Jesús se hundió sin vida en la tumba. Pero Jesús salió a la superficie y salió de la tumba, demostrando que era más poderoso que cualquier cosa que las fuerzas de la política y la naturaleza pudieran arrojarle (Hechos 2:24). Ningún enemigo natural o político puede igualar su poder (Mateo 28:18). Su trono está más alto de lo que pueden alcanzar las olas del mal. Es el gobernante eterno que reina para siempre en el inquebrantable trono de Dios.

Compruébelo usted mismo

Rezo para que el Espíritu Santo abra sus ojos para ver al Dios que es más poderoso que los océanos. Y que veas a Jesús como algo más poderoso que el caos de la naturaleza y las naciones.