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Que tu rostro brille sobre nosotros
En el Salmo 67, vemos que Jesús reveló al mundo la luz del rostro de Dios. Todos los que miren a Jesús brillarán con el resplandor de Dios.
¿Qué está pasando?
El salmo 67 celebra y anticipa la promesa de Dios de una cosecha mundial de almas.
La apertura de este salmo hace eco de la bendición de Aarón, el primer sacerdote de Israel (Números 6:24-26). Oró para que Dios bendijera a su pueblo mostrándole su gracia y dejando que su rostro brillara sobre ellos (Salmo 67:1). A medida que el rostro de Dios brillaba sobre Israel, Israel reflejaba su luz en países que aún estaban en la oscuridad y que eran ajenos a Dios. En otras palabras, estas naciones podrían mirar a Israel y ver cómo es Dios y aprender sobre el Dios que quiere bendecirlas. Por eso, el pueblo de Israel clama una y otra vez para que el mundo conozca y alabe a Dios (Salmo 67:3, 5).
La canción compara el hecho de que Dios sea conocido en la tierra con una cosecha abundante (Salmo 67:2,6). El salmista cree que la historia terminará con un festival de la cosecha. No solo de comida, sino de que las personas finalmente conozcan por sí mismas la gracia de la salvación de Dios. A medida que las personas reflejan la luz del rostro de Dios, las bendiciones de Dios se propagan de una persona a otra y de una nación a otra, quienes también comienzan a reflejar la luz de Dios. Con el tiempo, el mundo entero se convertirá en un campo maduro cubierto de personas que brillan como Dios (Salmo 67:6). La abundante cosecha actual de Israel anticipa los innumerables adoradores que Dios tiene la intención de salvar (Salmo 67:7).
En el centro de la canción está la razón por la que las naciones se alegran y cantan de alegría, porque Dios las gobierna y guía (Salmo 67:4). Gobierna de manera imparcial y guía con sabiduría, para que su Reino global celebre con alegría.
¿Dónde está el Evangelio?
Ver el rostro de Dios era una tarea peligrosa para Israel. Cuando Moisés pidió ver el rostro de Dios, Dios le dijo que moriría si lo veía en todo su poder (Éxodo 33:20). Así que, en vez de eso, Dios les dio a Moisés y Aarón un tabernáculo, una tienda de campaña, donde el poder de Dios estaba presente pero no en su plenitud.
Pero ahora Dios ha revelado graciosamente su rostro en Jesús. La perfección resplandeciente de Dios brilla en el rostro de Jesús, lo que convierte a Jesús en la respuesta de Dios a las oraciones de Aarón (Hebreos 1:3). Vino para hacer brillar la luz de Dios sobre todas las personas, bendecir al mundo y marcar el comienzo de una cosecha mundial. La bendición de Aarón se hace realidad para todos los que reconocen el rostro de Dios en Jesús y lo siguen. Él es el camino hacia una vida de bendición y regocijo (Juan 14:6). Jesús es la luz para todas las naciones que aún están en la oscuridad (Juan 8:12).
Jesús también es quien cosecha el mundo y reúne a los pueblos de todas las naciones para sí mismo (Apocalipsis 14:16). Al hablar con sus discípulos, Jesús vio que el mundo estaba listo para la cosecha (Juan 4:35-36). Como el rostro de Dios se vio plenamente en él, todos los pueblos pudieron por fin ver con claridad al Dios que quiere bendecirlos en su nuevo Reino global.
Jesús también es el gobernante justo que guía a cada nación en la luz y el conocimiento de Dios (Salmo 2, Apocalipsis 15:3-4). Con el tiempo, ni siquiera el sol será innecesario porque la luz de Dios que brilla en el rostro de Jesús lo superará y todos caminarán según su luz (Apocalipsis 21:23-24) y verán el rostro de Dios (Apocalipsis 22:4-5). Y para siempre todas las personas conocerán y alabarán a Dios.
Compruébelo usted mismo
Rezo para que el Espíritu Santo abra sus ojos para ver al Dios que bendice al mundo con una cosecha de salvación. Y que veas a Jesús como el rostro resplandeciente de Dios que gobierna y guía a las personas de todas las naciones para que conozcan a Dios y disfruten de sus bendiciones.