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No hay Dios
En el Salmo 14 se nos recuerda que Dios es real. Si confesamos con nuestra boca que Jesús es Dios, no solo seremos sabios, sino que experimentaremos la restauración de nuestro mundo y el calor de la presencia protectora de Dios para siempre.
¿Qué está pasando?
Este salmo nos presenta a alguien llamado «el tonto». Dice en su corazón: «No hay Dios» (Salmo 14:1).
Los tontos ignoran a Dios. Lo más probable es que esto no sea lo mismo que el ateísmo: la creencia de que Dios simplemente no existe. En cambio, los necios viven, piensan, juzgan y toman decisiones como si Dios no tuviera ningún efecto real en el mundo.
Esta convicción secreta e interna contra Dios tiene consecuencias. El necio se corrompe y no puede hacer nada bueno (Salmo 14:3). Los necios explotan a los pobres y necesitados para su propio beneficio, consumiéndolos como trozos de pan (Salmo 14:4). Cuando Dios mira desde el cielo, concluye que cada persona es así. No queda nadie en la tierra que haga el bien, ni siquiera uno (Salmo 14:3).
David exagera. No se incluye a sí mismo ni a los justos oprimidos (Salmo 14:5-6). Pero el mensaje es claro: el mundo está lleno de necios pecadores y, si somos honestos, eso a menudo nos incluye a ti y a mí.
David les dice a los necios que actúan como si Dios no tuviera ningún efecto en el mundo que deberían estar aterrorizados (Salmo 14:5). Dios es muy real. Y David anima a los sabios que saben que Dios existe a que el Señor será su refugio (Salmo 14:6). Restaurará lo que les fue arrebatado y los llevará a su presencia protectora (Salmo 14:7).
¿Dónde está el Evangelio?
Pablo, en su carta a los Romanos, se dirige a los mismos tontos que David, e incluso cita este salmo directamente. Pablo dice: «No hay nadie justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda; no hay nadie que busque a Dios. Todos se han apartado, juntos se han vuelto inútiles; no hay nadie que haga el bien, ni siquiera uno» (Romanos 3:10-12).
En nuestra «sabiduría» afirmamos que Dios no tuvo ningún efecto real en el mundo, y eso nos valió el título de «necios» (Romanos 1:22). En un mundo que rechaza constantemente a Dios, puedes ver por ti mismo el tipo de corrupción, opresión y explotación que existe. Y somos tontos al pensar que no somos cómplices de esos sistemas.
Si queremos escapar de los ciclos corruptos de la vida en la tierra, si queremos que se nos perdone por las formas en que hemos contribuido a la opresión, entonces necesitamos creer que Dios existe (Hebreos 11:6). Necesitamos confiar en que Dios es real. Y si confesamos con nuestra boca que Jesús es Dios, no solo seremos sabios, sino que experimentaremos la restauración de nuestro mundo y el calor de la presencia protectora de Dios para siempre (Romanos 10:9).
Compruébelo usted mismo
Rezo para que el Espíritu Santo les dé ojos para ver al Dios que escudriña la tierra y nuestros corazones, y sabe quiénes somos realmente. Y que veas a Jesús, que es Dios encarnado y que restaura nuestro mundo y nos protege con su presencia.