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Deja que la luz de tu rostro brille sobre nosotros
En el Salmo 4 vemos que Jesús es mejor que los dioses falsos porque es Dios mismo y, a diferencia de nuestros ídolos, vence la muerte y nos libra de la crisis.
¿Qué está pasando?
Se desconoce la situación exacta que llevó a David a escribir esta oración, pero Israel probablemente se enfrentaba a algo parecido a una hambruna severa (Salmo 4:1). En respuesta, muchos israelitas aparentemente hicieron sacrificios a dioses e ídolos falsos, rezando para poder detener la sequía y traer lluvia (Salmo 4:2).
Estos falsos adoradores de dioses recurren a cualquier persona, religión o medio para resolver su problema. David los imagina vendiendo su lealtad a cualquiera que tenga una respuesta decente a su pregunta: «¿Quién nos enseñará algo bueno?» (Salmo 4:6).
Pero la respuesta de David a la hambruna es diferente. Invita a Israel a guardar silencio, descansar y temer al único Dios verdadero (Salmo 4:4). Si bien todos los demás pueden andar de un lado a otro tratando de resolver sus problemas mediante obras y sacrificios a dioses falsos, David dice que se acostará en paz y se dormirá porque confía en Dios (Salmo 4:8).
David encuentra descanso en una época de caos. Encuentra lo suficiente en tiempos de escasez. A pesar de que David y su pueblo pueden experimentar falta de alimentos, suministros cada vez más escasos y escasez de provisiones diarias, él confía en Dios. Así es como David puede decir que se alegra más con Dios durante una hambruna que con aquellos sin Dios en un rico banquete (Salmo 4:7). David preferiría ser pobre y estar con el verdadero Dios, que ser rico y tener ídolos.
¿Dónde está el Evangelio?
Nuestro mundo todavía está lleno de dioses falsos que ofrecen soluciones a todas las hambrunas modernas a las que nos enfrentamos. Considera lo que la gente llama una sequía personal, incluidos los momentos en los que todo el propósito, la alegría, las oportunidades y los amigos de la vida parecen agotarse. Es muy fácil recurrir a alguien que pueda «mostrarnos algo bueno».
Ya sea que se trate de un autodescubrimiento personal, una exploración sexual o un alejamiento total de la fe religiosa, hay muchos dioses falsos que dicen que pueden hacernos felices.
El problema obvio es que, al igual que los ídolos adorados por la gente en el Salmo 4, son falsos e impotentes. Necesitamos algo real. Por eso David pidió ver el rostro de Dios, experimentar su cercanía, conocer su presencia (Salmo 4:6 b).
La buena noticia es que se describe a Jesús como la luz misma del rostro de Dios (2 Corintios 4:6). Jesús es el único que demuestra que es verdaderamente Dios. No es la imagen de un dios o ídolo imaginario. Jesús es la imagen exacta de Dios (Colosenses 1:15).
Jesús lo demuestra al pasar por una hambruna a la que ningún ser humano puede sobrevivir: la sequía de la tumba. Cuando Jesús se acostó a dormir en la tumba, Dios lo hizo morar seguro al resucitarlo de entre los muertos (Hechos 13:34).
Cuando las hambrunas físicas o personales entran en nuestras vidas, no tenemos que trabajar ni esforzarnos para encontrar formas de resolverlas. Podemos descansar sabiendo que si Dios puede conquistar la tumba, puede conquistar cualquier cosa. Cuando descansamos en lo que Jesús ha hecho por nosotros, podemos tener alegría incluso cuando las cosas van mal.
Compruébelo usted mismo
Rezo para que el Espíritu Santo les dé ojos para ver al Dios que es el único que puede resolver las hambrunas de nuestras vidas. Y que veas a Jesús como el único que puede sacarnos de la sequía en la que nos encontremos con la buena noticia de lo que hizo por nosotros en la cruz.