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La escalera de Jacob
En Génesis 28, vemos que Jesús baja por la escalera para abrirnos la puerta del cielo.
¿Qué está pasando?
Jacob ha recibido la bendición de su padre Isaac y se le indica que huya a la tierra natal de su familia por dos razones. En primer lugar, su hermano mayor Esaú quiere matarlo por haberle robado la bendición. En segundo lugar, encontrar una esposa entre su propio pueblo, cosa que Esaú no hizo (28:8-9).
Mientras Jacob viaja a la tierra natal de su familia, se detiene a pasar la noche. Mientras duerme, Jacob recibe un sueño de Dios que cambia su vida.
Ve una estructura grande, como una escalera, una torre o una escalera, que se extiende desde la tierra hasta el cielo (28:12). A lo largo de esta escalera, ve ángeles que suben y bajan por ella. Entonces, la voz de Dios resuena cuando le habla a Jacob.
A pesar de que había recibido la bendición de su padre, había una mucho más importante que debía recibir: la de Dios. Así que Dios le dice a Jacob el mismo pacto que hizo con Abraham e Isaac. Dios convertirá a los descendientes de Jacob en una gran nación y les dará la tierra prometida a Abraham (28:14 a).
Pero, ¿por qué la escalera? Es lo opuesto a la Torre de Babel. En esa torre, los humanos intentaron construir una estructura que llegara al cielo y les permitiera acceder a Dios (11:4). Intentaban construir una puerta al cielo. Pero Dios frustró sus intentos al confundir su idioma y dispersarlos entre las naciones.
A diferencia de Babel, esta vez Dios construye la torre. No llama a los humanos para que suban por ella, sino que él y sus ángeles la bajan. Dios mismo construye la puerta del cielo. De hecho, así es como Jacob llama al lugar donde tuvo esta visión: «la puerta del cielo» (28:17).
Y al final del sueño, las personas no están dispersas entre las naciones como en Babel (11:8). En cambio, Dios promete unir a las personas en una nueva nación (28:14 b).
La escalera de Jacob nos muestra cómo Dios revertirá los efectos del pecado del hombre tipificado por la Torre de Babel. ¿Cómo haría esto? Dios haría lo que los humanos intentaron hacer. En Babel, era el esfuerzo del hombre. Pero con la escalera de Jacob, era de Dios.
¿Dónde está el Evangelio?
Este sueño no se cumple en la vida de Jacob, sino en la de Jesús.
Jesús hace referencia a esta historia al principio del Evangelio de Juan. Dice que los ángeles descenderán y subirán sobre él como lo hicieron en la escalera de Jacob (Juan 1:51). ¿Qué quiere decir con esto? Quiere decir que es él quien conecta la tierra con el cielo. Qué apropiado es, entonces, que más adelante en el Evangelio de Juan Jesús se llame a sí mismo la puerta (Juan 10:9). Jesús abre el camino a Dios.
Llegar a Dios no consiste en construir una torre lo suficientemente grande con buenas obras y esfuerzos para que puedas llegar a donde él está. Llegar a Dios comienza cuando Dios llega a nosotros. Baja por la escalera. Lo hizo completamente en Jesús (Filipenses 2:6-7). Dios dejó el cielo para venir a la tierra a fin de darnos acceso a sí mismo.
Compruébelo usted mismo
Rezo para que el Espíritu Santo les muestre al Dios que desciende y viene a nosotros, y a Jesús que construyó la escalera entre el cielo y la tierra con su propio cuerpo y sangre en la cruz.