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Sodoma y Gomorra
En Génesis 18:16-19, vemos que Jesús intercede por nosotros de una manera que Abraham nunca pudo. Él nos salva de la destrucción a pesar de que no hay ni una pizca de justicia en nuestro interior.
¿Qué está pasando?
Tres hombres misteriosos vienen a visitar a Abraham. Tras repetir la promesa de Dios a Abraham y disfrutar de una comida, dos de los hombres van a Sodoma y Gomorra, mientras que uno se queda con Abraham (19:1). Los dos que van a la ciudad son ángeles, pero el tercer hombre es identificado como el Señor (18:22).
El Señor le dice a Abraham que está a punto de destruir por completo Sodoma y Gomorra a causa de su terrible maldad. Pero Abraham no puede creer que la ciudad sea realmente malvada al 100%. Así que acude a Dios y le dice que no sería un juez justo si castigara tanto a los buenos como a los malos (18:23). Así que Dios estuvo de acuerdo en que si hubiera solo 10 personas justas en las ciudades, ambas estarían completamente a salvo del juicio.
Pero resulta que la ciudad no puede producir ni diez buenas personas. De hecho, la gente es tan malvada que trata de recrear las horribles prácticas que dieron origen a los nefilim en Génesis 6. Los ciudadanos intentan violar sexualmente a los ángeles que visitan la ciudad (19:5).
Dios ya sabía que acabaría así. Así que destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra como había dicho que lo haría.
¿Qué podemos hacer con esta historia? Lo que necesitamos entender es que cada ciudad es Sodoma y Gomorra. El mundo entero es 100% malo (Sal 14:3). La Biblia nos dice que nadie es justo y que todos son malvados. La inundación ya lo demostró.
Sin embargo, al igual que con el diluvio e incluso con Sodoma y Gomorra, Dios siempre proporciona una forma de escapar.
La solicitud de Abraham insinúa la forma en que proporciona un escape de su justicia. Abraham le pidió a Dios que salvara a toda la ciudad si encontraba a 10 personas justas (18:32). Por el bien de esas personas justas, la ciudad se habría salvado. Los que no lo merecían se habrían salvado por el mérito de los que lo merecían. Pero no se encontró a los justos.
Sin embargo, Lot y sus hijos se salvaron gracias a la rectitud de Abraham (19:29). Dios tuvo gracia con Lot por causa de Abraham.
¿Dónde está el Evangelio?
El Evangelio salta de las páginas de esta historia. Jesús es el justo perfecto. Cuando nos escondemos en él por fe, Dios nos salva por la justicia de su hijo (2 Co 5:21). Aunque el mundo entero es malvado, los que creen en él se salvan gracias a su bondad.
Esta verdad la afirma claramente Jesús en el Evangelio de Mateo. Jesús dice que lo que ocurrió en Sodoma y Gomorra sería preferible a lo que les pasará a todos los que no crean en su mensaje (Mateo 10:15).
Pero Jesús es incalculablemente amable. Pues por el simple hecho de creer en él, estamos escondidos en su bondad y escapamos al castigo que merecemos.
Somos Sodoma y Gomorra, él es el justo.
Compruébelo usted mismo
Rezo para que el Espíritu Santo les muestre al Dios que siempre proporciona una vía de escape para quienes confían en él, y para que vean a Jesús como la forma de escapar que se les brinda graciosamente a todos los que creen.