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Oposición en Éfeso
En Hechos 18:18-20, vemos que Jesús usa la oposición y la persecución para hacer avanzar su reino, tal como lo hizo en su muerte y resurrección.
¿Qué está pasando?
La oposición es un tema constante a lo largo de Hechos. Los judíos, los funcionarios del gobierno local, otras religiones y la gente común se oponen al Evangelio (Hechos 17:5, 8, 32; 16:19). Pero la mayor prueba aún está ante Pablo, que desea ir directamente al centro de la oposición en Jerusalén y luego a Roma (Hechos 19:21).
Pero antes de que Pablo enfrente la oposición externa de Roma y Jerusalén, primero debe enfrentarse a la oposición interna del propio movimiento de Jesús (Hechos 18:22-23).
En dos historias consecutivas leemos acerca de un hombre llamado Apolos y 12 discípulos que solo conocen el bautismo de Juan el Bautista (Hechos 18:24-25; 19:3). El bautismo de Juan tenía que ver con la preparación y la expectativa (Hechos 19:4), pero ahora se ha cumplido en el Reino traído por Jesús. Y a medida que el Reino se extiende, surge la oposición.
Después de tres meses de enseñar en Éfeso, una ciudad llena de hechicería y adoración de ídolos, Pablo desvía su atención de los judíos hacia el público mixto (Hechos 19:9). Dios concede a Pablo milagros extraordinarios que cambian el modo de vida de los efesios (Hechos 19:11). Dejan de adorar a los ídolos, dejan de practicar la hechicería y queman públicamente sus costosos rollos de hechizos (Hechos 19:19).
Esto provoca un motín masivo instigado por aquellos cuyos negocios de fabricación de ídolos se ven perjudicados por las enseñanzas de Pablo (Hechos 19:26-27). Una multitud agarra a los compañeros de Pablo, los arrastra a un teatro público y canta alabanzas a su deidad Artemisa durante dos horas seguidas (Hechos 19:34).
La oposición contra el Evangelio llega a su punto más alto en un discurso de despedida que Pablo pronuncia a los ancianos de la iglesia de Éfeso (Hechos 20:17). En este discurso, Pablo dice que va a ir a Jerusalén y que el Espíritu Santo prácticamente le ha garantizado que será encarcelado y perseguido al llegar (Hechos 20:23). Sin embargo, Pablo va con confianza.
¿Dónde está el Evangelio?
Jesús promete que su iglesia será perseguida porque él fue perseguido (Juan 15:20). Pablo dice que unirse a Jesús en su sufrimiento es una buena noticia porque confirma que también te unirás a él en su resurrección (Filipenses 3:10).
Jesús también dice que su Reino será como la más pequeña semilla de mostaza que, cuando se planta, se convierte en la planta más grande de un jardín (Mateo 13:32). Mientras Pablo y su pequeño movimiento son perseguidos en una ciudad tras otra, seguimos escuchando informes de que la iglesia está creciendo (Hechos 19:20). La persecución se convierte en una prueba positiva de que Dios está con ellos; es la manera en que Dios hace crecer la iglesia.
Esto no debería sorprendernos. La idea de que la opresión conduce al crecimiento se encuentra en el corazón del Evangelio. Jesús fue oprimido hasta la muerte. Pero después de plantar la semilla de su cuerpo en la tierra, se levantó para producir una cosecha masiva de personas que se salvaron de la muerte (Juan 12:24).
En última instancia, la buena noticia de este pasaje es que ninguna lucha religiosa u oposición interna, ninguna autoridad o movimiento social, ningún poder o fortaleza demoníaca pueden interponerse en el camino del Reino que Jesús está construyendo. La muerte y la resurrección de Jesús demuestran que, independientemente de cuánto suframos, Dios es y puede hacer un bien para superarlo.
Compruébelo usted mismo
Rezo para que el Espíritu Santo abra sus ojos para ver al Dios que no puede ser conquistado por ninguna cantidad de oposición. Y que veas a Jesús como el que convierte la persecución en victoria en su muerte y resurrección.