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El poder de las palabras
En Proverbios 26-29, vemos que las palabras de Jesús tienen poder porque él es la mismísima Palabra de Dios. Cuando habla, nos da vida.
¿Qué está sucediendo?
Dios hizo el mundo con palabras (Génesis 1:3). Habló, y todo lo que conocemos se creó. Es solo por las sabias palabras de Dios que nosotros y nuestro planeta tenemos vida. Y fue por la palabra de Dios que el mundo fue maldecido (Génesis 3:17). Proverbios 18:21 lo dice de esta manera: "La lengua tiene el poder de la vida y la muerte". Esto en última instancia se aplica a Dios, pero también se aplica a nosotros. Dios da a los humanos el poder único de dar vida y muerte a través de las palabras.
Nuestras palabras tienen el poder de incitar al amor o a la violencia. "Los labios de los necios… invitan a una golpiza… y sus labios son una trampa para sus propias vidas" (Proverbios 18:6-7). Nuestras palabras pueden avergonzar y juzgar a los demás o pueden ser un medio de misericordia. "Echa al burlador, y afuera quedará el conflicto; las peleas y los insultos terminarán" (Proverbios 22:10). Proverbios entiende que los humanos hechos a la imagen de su Dios tienen un gran poder. De hecho, nuestras palabras no solo afectan las relaciones personales; la seguridad y el éxito de las ciudades pueden descansar en las palabras de las personas influyentes (Proverbios 11:11).
Las personas sabias eligen sus palabras cuidadosamente porque "los labios sinceros permanecen para siempre" (Proverbios 12:19). Las personas sabias también eligen el momento con cuidado. No importa qué tan bien alguien cante, nadie quiere escucharlo a las 5 a. m. (Proverbios 27:14). La inclinación a compartir las palabras correctas en la ocasión correcta es sabiduría; es la forma en que tú y tu lengua estaban destinados a funcionar. Proverbios reconoce el poder de la lengua para dar vida o muerte; las personas sabias eligen usar la lengua para dar vida.
¿Dónde está el Evangelio?
Nuestro problema es que la boca nos delata. Al igual que el libro de Proverbios enseñó, Jesús dijo que las palabras son todo lo que necesitas para conocer el estado del corazón de una persona (Mateo 15:18). Jesús incluso nos advierte que serán nuestras propias palabras las que se usarán para salvarnos o condenarnos (Mateo 12:36). Todos estaríamos horrorizados y nos sentiríamos humillados si cada palabra que hemos dicho se subiera a Internet.
Pero la buena noticia es que las palabras de Jesús son más poderosas que las nuestras. Sus palabras son siempre perfectas y siempre dan vida (Marcos 5:41). Y en las últimas palabras de Jesús en la cruz: "Está consumado", se borra toda palabra malvada, frívola o descuidada que hayamos dicho (Juan 19:30). Para cualquiera que diga: "Creo", Jesús aleja nuestras palabras de nuestra reputación tan lejos como el este está del oeste (Salmo 103:12).
Y debido a Jesús, las sabias palabras que hablaron de sanidad en manos marchitas, cuerpos sin vida, mentes demonizadas y corazones muertos ahora viven dentro de nosotros (Mateo 12:13, 8:16; Juan 14:16-18). Nuestras palabras ya no traen vergüenza, sino que se les da el poder de hablar vida y gracia a aquellos que nos escuchan (Efesios 4:29).
Ahora podemos orar con confianza en la presencia de Dios sin preocuparnos por decir algo malo. Podemos esperar con confianza que responderá nuestras oraciones (Hebreos 4:16). Si bien las palabras "está consumado" y "creo" pueden sonar insignificantes, alabado sea Dios porque está dispuesto a usar palabras simples para concedernos su gran salvación.
Compruébalo tú mismo
Que el Espíritu Santo abra tus ojos para ver al Dios que trajo vida y creación con palabras sabias. Y que veas a Jesús, la Palabra hecha carne, que nos da nueva vida a nosotros y a nuestras palabras.