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El temor del Señor
En Proverbios 1:1-7, vemos que temer al Señor es el principio de la sabiduría y que Jesús es la sabiduría del Señor hecho carne.
¿Qué está pasando?
Proverbios no es un libro de promesas, sino un libro de sabiduría. Es acerca de cómo funciona el mundo, de cómo evitar sus males y de cómo experimentar la bendición de Dios. En los versículos iniciales, Salomón nos dice los dos propósitos de su libro: la audiencia a la que le está escribiendo y el corazón de la verdadera sabiduría.
El primer propósito de Proverbios es hacernos reconocer y entender la sabiduría cuando la escuchamos (Proverbios 1:2). Su segundo propósito es enseñarnos lo que es sabio (Proverbios 1:3). La audiencia del mensaje de Salomón son todas las personas (Proverbios 1:5-6), pero está particularmente escrito para personas jóvenes e inmaduras (Proverbios 1:4). De hecho, gran parte del libro está enmarcado como una serie de lecciones dadas por un padre a su hijo.
La "sabiduría" en las Escrituras se define de diferentes maneras. La sabiduría puede ser del dominio técnico, como el tipo ejercido por los sastres que confeccionaron las vestiduras del sacerdote y los trabajadores del metal que tallaron las decoraciones del tabernáculo (Éxodo 28:3, 31:3). La sabiduría también puede ser la habilidad de emitir veredictos justos, como lo hizo Salomón cuando intervino en una batalla por la custodia materna (1 Reyes 3:28). La sabiduría es incluso la habilidad de liderar una nación (Deuteronomio 34:9). En un sentido más amplio, la sabiduría es entender cómo funciona la vida (o las personas, las naciones o los objetos) y luego usar ese conocimiento para responder de manera apropiada, justa o hábil.
Es por eso que la primera pieza de sabiduría de Salomón no es un dicho sabio; es una declaración sobre la naturaleza y el corazón de la verdadera sabiduría. Salomón dice: “El temor de Dios es el principio de la sabiduría y el conocimiento” (Proverbios 9:10).
Si la sabiduría es tanto entender como responder a la forma en que funciona el mundo, no puedes ser verdaderamente sabio sin entender y responder al que creó el mundo y diseñó cómo funciona (Proverbios 3:19-20). La verdadera sabiduría debe tomar en cuenta al Creador y la sabiduría que usó para formar el mundo y a su gente.
Salomón advierte que cualquiera que rechace la sabiduría incorporada dentro del mundo es un tonto. Los tontos pueden esperar la muerte (Proverbios 1:18). Ser un tonto conlleva consecuencias graves porque es un rechazo de Dios. La búsqueda o el rechazo a la sabiduría es una elección moral entre el bien y el mal. El libro de Proverbios nos invita a elegir la sabiduría, obtener entendimiento, y ordenar nuestras vidas de acuerdo con el Creador de la vida aceptando y temiendo humildemente al Señor.
¿Dónde está el Evangelio?
Dios hizo el mundo con una sabiduría perfecta (Proverbios 3:19). El Apóstol Juan aclara diciendo que Jesús creó el mundo y que todo fue hecho por su mano (Juan 1:3). Y el Apóstol Pablo dice que en Cristo “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3).
Pero la sabiduría de Dios no se ve principalmente en la capacidad de Jesús para crear el mundo. Más aún, se ve en la muerte y resurrección de Jesús. El Apóstol Pablo dice que "nosotros predicamos a Cristo crucificado... el poder de Dios y la sabiduría de Dios" (1 Corintios 1:23-24). El mundo funciona de acuerdo a los principios duales del poder creativo de Dios y de la muerte sacrificial de Jesús.
Para muchos, la idea de obedecer o de temer a un Dios Creador es una tontería; para otros, la idea de un Dios que murió y resucitó de entre los muertos es extraña. Pero para los cristianos, Dios es nuestra realidad fundamental; la resurrección es el principio organizador de nuestro mundo.
Observamos esto en la forma en que funciona la naturaleza. Las semillas deben ser enterradas y morir antes de que la cosecha sea recolectada (1 Corintios 15:36). El Apóstol Pablo señala que la sabiduría aplicada en las semillas creadas también debe aplicarse en nuestros cuerpos creados (1 Corintios 15:42). Si la sabiduría de Dios puede resucitar a las semillas de entre los muertos, ¡nosotros también podemos!
La muerte y resurrección de Jesús deberían, de cierta manera, ser esperadas al observar la forma sabia en que funciona el mundo. Pero lo que es más importante es la garantía de que la vida y la sabiduría de resurrección vienen para aquellos que temen al Señor, mientras que la muerte y la tontería siguen a todos aquellos que rechazan la sabiduría de Jesús. Si quieres vida de resurrección, elige la sabiduría. Elige a Jesús.
Compruébalo tú mismo
Que el Espíritu Santo abra tus ojos para que veas al Dios que ordena al mundo con sabiduría. Y que puedas ver la muerte y la resurrección de Jesús como el lugar donde la sabiduría de Dios se demuestra con mayor claridad.