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Jesús alimenta a 4.000 gentiles
En Mateo 15-16:12, vemos una señal de que Jesús está trayendo la salvación perfecta y completa, no solo para cada tribu de Israel, sino para cada nación de la tierra.
¿Qué está pasando?
Los líderes religiosos acusan a los seguidores de Jesús de ser ritualmente impuros porque no se lavan las manos según la «tradición de los ancianos» (Mateo 15:2). Este no es un mandamiento de la Biblia, sino de otra gran cantidad de enseñanzas judías.
Pero Jesús dice que el verdadero problema no son las manos impuras sino los corazones impuros. La suciedad y la mugre se pueden tragar y aun así salir del cuerpo, pero el pecado brota de un corazón impuro (Mateo 15:11).
Luego, Jesús viaja hacia el norte, hacia territorio gentil, donde conoce a una mujer cananea (Mateo 15:21). Los cananeos fueron el enemigo constante de Israel durante todo el Antiguo Testamento.
Las tradiciones del pueblo judío habrían impedido que Jesús interactuara con esta mujer. Pero su fe valiente conmueve a Jesús, y él sana a su hija oprimida por los demonios (Mateo 15:28).
Jesús luego repite lo que hizo en el desierto entre los judíos, pero esta vez entre los gentiles. Sana a los enfermos y ellos adoran al Dios de Israel (Mateo 15:31). Jesús alimenta milagrosamente a 4.000 hombres, como lo hacía antes con los 5.000.
Pero los líderes religiosos judíos no entienden lo que Jesús está haciendo y exigen una señal (Mateo 16:1). Jesús les dice a sus discípulos que tengan cuidado con su «levadura» (Mateo 16:6). Les estaba advirtiendo que no dejaran que la incredulidad de los fariseos y los saduceos se extendiera sobre ellos, como la levadura se esparce por la masa.
Jesús les recuerda que recogieron 12 canastas en el desierto entre los judíos y siete entre los gentiles (Mateo 16:9).
Las 12 cestas habrían recordado a los judíos las 12 tribus, lo cual era una señal de que Jesús estaba trayendo la salvación a todo Israel. Del mismo modo, las siete cestas representaban una señal del favor celestial (Mateo 15:37). Jesús no solo estaba salvando a los judíos con sus leyes y tradiciones. Estaba salvando al mundo entero, incluso a aquellos que no conocían la ley de las tradiciones de los ancianos.
¿Dónde está el Evangelio?
No importa de dónde vengas, Jesús puede brindarte sanación y provisión. No realiza sus milagros ni lleva su Reino a un tipo selecto de personas, sino a todas las naciones y a todas las personas.
Esto incluye a los que son impuros. Ya sea que hayas roto las tradiciones religiosas en las que creciste o los mismos mandamientos de Dios que se encuentran en la Biblia, Jesús nos muestra aquí que hay perdón para cualquiera que acuda a él con fe (Romanos 10:13).
Las tradiciones y el cumplimiento de las reglas no pueden salvarte. Pensar lo contrario es tener la levadura de los fariseos y los saduceos dentro de ti. Solo Jesús puede salvarte. Y cuando lo haga, te dará un corazón limpio que generará acciones limpias que sanarán al mundo que te rodea (Hebreos 8:10).
Compruébelo usted mismo
Oro para que el Espíritu Santo les dé ojos para ver al Dios que salva a las personas inmundas de todas las naciones y para que vean a Jesús como el que se llevó nuestra impureza para poder proporcionar el pan de su cuerpo a cualquiera que acudiera a él con fe.