Números: 20-21

¿Qué está pasando?

Israel está viajando por el desierto cuando comienzan a quejarse nuevamente, esta vez por la falta de agua. Por lo tanto, Dios les dice a Moisés y Aarón que hablen con cierta roca y brotará agua a borbotones (20:8).

Pero ahora, Moisés y Aarón desobedecen tanto el método como la manera en que Dios les dijo que realizaran este milagro (20:11). Por desobedecer, Dios los castiga a ambos con el mismo castigo dado a la generación anterior que no quería entrar en Canaán: morirían en el desierto y no entrarían en la Tierra Prometida.

Después de esto, Moisés envía representantes a la ciudad de Edom para ver si podían pasar por su ciudad de camino a la Tierra Prometida de Canaán. Dios no les ordenó hacer esto, y se les niega el paso (20:18). Parece que las cosas se están desmoronando.

Para colmo, Dios dice que es hora de que Aarón muera. Si bien este es un recordatorio sobrio del castigo que recaerá sobre Moisés y el resto de la generación mayor, es el comienzo de un cambio de enfoque hacia la generación más joven. Dios prometió que esta generación más joven entraría en la Tierra Prometida.

Y la siguiente historia que leemos parece confirmar esta promesa. De hecho, casi todo el capítulo 21 muestra a Israel obedeciendo la voz de Dios, derrotando enormes ejércitos, capturando ciudades y dirigiéndose hacia la Tierra Prometida (21:3).

Pero en medio de todo este éxito, la generación anterior vuelve a quejarse. Esta vez, Dios los castiga enviando serpientes venenosas que muerden a las personas para que mueran (21:6). Pero el pueblo confiesa su pecado y le ruega a Moisés que lo detenga. Así que Dios hizo que Moisés construyera una serpiente de bronce, igual a las que muerden al pueblo (21:9). Cualquiera que mire a esta serpiente de bronce después de haber sido mordido no morirá sino que vivirá.

¿Dónde está el Evangelio?

En el Evangelio de Juan, Jesús dice que es como la serpiente de bronce (Juan 3:14-15). Él también será levantado en una cruz como la serpiente fue levantada sobre un asta. Él también se tragará el veneno del pecado que está matando al mundo.

Y cuando lo miramos y creemos, no solo las serpientes del pecado y la muerte pierden su aguijón, sino que nos alimentamos con agua dulce en el desierto. Pues el Nuevo Testamento también nos dice que Jesús es la culminación de la roca en el desierto (1 Co 10:4). Porque lo golpearon como una roca para abastecer a un pueblo que se quejaba y no lo merece.

Merecemos el castigo de Aarón, Moisés y la generación anterior. Pero Dios envió a su hijo al mundo para criar a una nueva generación de personas que no perezcan, que triunfarán sobre los verdaderos enemigos de Dios mediante la verdad y el amor, y que entrarán en la última Tierra Prometida.

Compruébelo usted mismo

Rezo para que veas al Dios que cumple sus promesas cuando somos infieles y que siempre provee incluso cuando lo desobedecemos. Y que veas a Jesús como Aquel a quien miramos y no pereceremos, sino que tengamos vida eterna.