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Dios habla desde la tormenta
En Job 38-40:14 vemos que, cuando Job construye un mundo según sus ideas de justicia, el amor abnegado de Jesús no sería posible. En el mundo de justicia de Job, sólo obtendríamos lo que merecemos.
¿Qué está pasando?
Finalmente, Dios habla a Job en medio de una tormenta furiosa (Job 38:1). Recuerda que Job juzgó a Dios por mala gestión de su universo. Job quiere que Dios le explique cómo su sufrimiento inocente tiene sentido dada su comprensión de la justicia y la bondad de Dios.
Pero en lugar de abordar su justicia o explicar sus acciones, Dios plantea a Job una larga lista de preguntas retóricas que revelan el limitado conocimiento y poder de Job.
Al principio, Dios interroga a Job respecto al cosmos. Job no estaba allí cuando el mundo fue hecho (Job 38:4). Job no puede medir el mar (Job 38:11). Él tampoco sabe ordenar un sistema solar (Job 38:19), y mucho menos diseñar sus constelaciones (Job 38:33).
Luego, Dios interroga a Job respecto a su falta de control sobre los animales salvajes. Job no puede domar a los bueyes salvajes (Job 39:9). No contribuyó con la potencia y velocidad de los caballos Mustang (Job 39:19). La sabiduría de Job no dio a los halcones la capacidad de volar (Job 39:26). Job no puede competir con el conocimiento y el poder de Dios en ninguna escala (Job 40:2). Así que Job permanece en silencio mientras Dios lo desafía (Job 40:5-6).
Invita a Job a actuar como Dios por un momento (Job 40:9-10). Job le ha acusado de injusticia y de gestionar su universo de forma incorrecta (Job 40:8), así que Dios le dice que lo haga mejor; que promulgue la justicia como él cree que debe llevarse a cabo (Job 40:12-13). Si Job puede construir un sistema cósmico que funcione según sus ideas de justicia, en el que los inocentes nunca sufran, Dios estará encantado de admitir que Job tiene razón y él está equivocado (Job 40:14).
La cuestión es que Job no puede construir ese sistema. Está claro que Job no tiene suficiente información ni poder para culpar a Dios de organizar su mundo injustamente.
¿Dónde está el Evangelio?
Como Job, creemos que nuestra comprensión de la justicia es suficiente para culpar a Dios cuando la gente sufre inocentemente. Pero eso asume que tenemos una imagen exacta de la justicia, y que la justicia es realmente la mejor forma de gobernar el universo.
En una de las preguntas de Dios a Job, señala que riega con lluvia las tierras deshabitadas (Job 38:26-27). Pero la justicia no se aplica a las praderas. Los desiertos no pueden merecer recompensas. Es la forma que tiene Dios de decir que la justicia no es la virtud más importante para gobernar el mundo, sino la sabiduría.
Es cierto que en un mundo gobernado por la justicia no habría inocentes que sufran. Pero en un mundo de justicia perfecta tampoco tendría lugar para los errores, y mucho menos para la gracia de la lluvia sobre las flores del desierto.
Incluso un universo regido por el amor y la misericordia tendría problemas. Las personas verdaderamente malvadas prosperarían y probablemente se aprovecharían tanto del sistema como de los inocentes.
Eso significa que necesitamos un universo con amor y justicia, misericordia y sufrimiento. Pero, dando un punto a favor de Dios, ¿cómo se elegiría a quién le toca qué? ¿Qué leyes y verdades fundamentales regirían? ¿Cómo construirías un universo en el que los inocentes nunca sufrieran y los malvados nunca prosperaran?
La cuestión es que tú no eres lo bastante sabio. Pero Dios sí lo es. Dios nos invita a humillarnos y a admitir que no sabemos más que él. Y a admitir que, si supiéramos todo lo que Dios sabe, construiríamos el mundo tal como es ahora.
Y confiar en la sabiduría de Dios, nos libera para comprender la sabiduría de la cruz de Jesús. En Jesús se besan el amor y la justicia (Salmo 85:10).
Jesús muere como un inocente que sufre para que incluso los que no lo merecen puedan ser perdonados. En el mundo de justicia de Job, el amor abnegado de Jesús no sería posible. En el mundo de justicia de Job sólo obtendríamos lo que merecemos. Pero cuando confiamos en Dios y en su sabio mundo, donde se encuentran el amor y la justicia, puede que suframos injustamente, pero siempre experimentaremos un amor que no merecemos.
Compruébalo tú mismo
Que el Espíritu Santo abra tus ojos para que veas al Dios que gobierna con sabiduría. Y a Jesús como aquel que sufre inocentemente para que podamos experimentar el amor que no merecemos.