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Maná
En Éxodo 16-18, vemos que Jesús es el mejor pan del cielo que nos proporciona exactamente lo que necesitamos.
¿Qué está pasando?
Israel ha logrado salir de Egipto. Ahora viajan al monte Sinaí, donde Dios habló por primera vez con Moisés en la zarza ardiente.
Pero en el camino, comienzan a quejarse de que tienen hambre. Empiezan a culpar a Moisés e incluso a lamentar el hecho de que Dios los haya liberado de la esclavitud (Éxodo 16:3).
A pesar de su falta de aprecio y fe, Dios sigue siendo fiel. Envía pan del cielo por la mañana y codornices desde el cielo por la tarde (Éxodo 16:4). A las personas se les permite reunir todo lo que necesitan para su familia, pero no deben guardar nada de comida durante la noche. Dios quería que confiaran en que él les proporcionaría lo que necesitaban todos los días.
Había una excepción a la regla de no guardar las sobras. El séptimo día de la semana, la gente debía descansar de todo su trabajo, incluso de recolectar comida (Éxodo 16:26). Este día de descanso se llamaba sábado. Era un recordatorio semanal de que las personas pueden descansar de su trabajo porque Dios proveerá.
Así que, el día anterior al sábado, se les permitió recolectar el doble de lo que necesitaban y guardarlo para el día siguiente. Pero incluso con esta doble provisión, las personas salieron a buscar más comida para el día de descanso (Éxodo 16:27). No confiaban en que Dios les proporcionaría.
¿Dónde está el Evangelio?
En el Evangelio de Juan, Jesús enseña que hay un pan más verdadero del cielo cuando dice: «Yo soy el pan de vida». El pan más verdadero del cielo es Jesús mismo. Es su cuerpo el que dio por nosotros en la cruz.
Pues los israelitas comieron el pan del cielo, pero aun así envejecieron y murieron. Pero cualquiera que coma de Jesús, el verdadero pan, nunca morirá. Esto se debe a que Jesús murió para darnos su vida.
Pero, ¿cómo comemos a Jesús? Creemos en él (Juan 6:35).
Esta verdad nos lleva a tomar finalmente un verdadero descanso sabático todos los días de nuestras vidas.
No tenemos escasez de salvación, estamos completamente salvos en Cristo. No necesitamos acumular méritos o favores ante Dios para cuando vengan tiempos de vacas flacas cuando pecamos más de lo habitual. La sangre de Jesús es nueva cada mañana y nos purifica a diario (1 Juan 1:9).
Podemos entrar en un descanso sabático perpetuo. Podemos descansar de nuestro laborioso trabajo. No tenemos que ganarnos la salvación. Podemos descansar en el hecho de que está terminado.
Compruébelo usted mismo
Rezo para que el Espíritu Santo ponga los ojos en el Dios que siempre proporciona exactamente lo que su pueblo necesita porque quiere darles paz. Y que veas a Jesús como el pan de vida que nos brinda nuestro último descanso sabático.