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El sufrimiento en Egipto
En Éxodo 1-2, vemos que Jesús es quien pasó por el peor sufrimiento humano para cumplir los propósitos de Dios y convertirnos en su pueblo.
¿Qué está pasando?
El libro de Éxodo continúa justo donde lo dejó Génesis.
Dios prometió que uno de los hijos de Adán y Eva revertiría la maldición y vencería a la muerte (Génesis 3:15). Por lo tanto, su linaje familiar se remonta a lo largo del Génesis en varias genealogías, incluidas las de Abraham, Isaac y Jacob. Dios dijo que esta línea sería tan fructífera que se multiplicaría y cubriría toda la tierra con una bendición (Génesis 12:2).
Pero al final del Génesis, la promesa aún no se ha cumplido.
Así que en las primeras páginas de Éxodo, vemos que la historia no ha terminado y que la promesa no se ha perdido. Porque la genealogía que abre el libro del Éxodo es el árbol genealógico de Eva, Abraham, Isaac y Jacob (Éxodo 1:1). La promesa sigue vigente.
Han pasado 400 años desde el final del Génesis y el pueblo prometido por Dios es esclavizado por Egipto, torturado por sus captores y sus hijos son asesinados sistemáticamente por el líder de esa nación, el Faraón (Éxodo 1:10).
Pero lo que debemos observar en estos dos primeros capítulos es que ni siquiera el Faraón, el gobernante de Egipto, puede impedir la promesa de Dios. El pueblo de Dios crecería abundantemente y produciría el descendiente prometido de Adán y Eva, sin importar qué tipo de maldad se enfrentara a ellos (Éxodo 1:12 a).
A través de la opresión de Faraón, de hecho, incluso a causa de ella, Dios levanta al libertador para su pueblo: un hombre llamado Moisés, a quien Dios usará para salvar a su pueblo, liberarlo de la muerte y traerlo a sí mismo (Éxodo 2:10).
El éxodo nos permite ver entre bastidores el sufrimiento y la desesperanza. Nos muestra que, incluso cuando las cosas parecen tan terribles que deben estar fuera del plan de Dios, Dios sigue trabajando para mantener a su pueblo y cumplir sus promesas.
¿Dónde está el Evangelio?
Hay otro lugar en la Biblia que se siente muy parecido a pasar la página del Génesis al Éxodo. Es cuando pasamos página de lo que conocemos como el Antiguo Testamento al Nuevo Testamento.
El pueblo de Dios está, una vez más, lejos de su tierra prometida y está sometido a la opresión de una potencia extranjera. Una vez más, hay alrededor de 400 años de espera. Ha pasado todo este tiempo y la gente sigue esperando que se cumpla la promesa que Dios le hizo a Eva. ¿Y qué pasa cuando pasamos la página y leemos las primeras palabras de Mateo en el Nuevo Testamento? Vemos una genealogía (Mateo 1:1).
El punto es mostrarnos que Dios ha cumplido su promesa a Eva, Abraham, Isaac y Jacob porque Jesús proviene de este mismo árbol genealógico. Jesús es el único descendiente de Eva, que derrota el mal y nos devuelve a vivir con Dios.
Al igual que en la historia de Israel en Egipto, en Jesús, el plan de Dios se llevó a cabo a través del sufrimiento. Hay un rey asesino, una huida a Egipto, el rechazo por parte de su pueblo, la burla y la tortura por parte de los poderes políticos y, en última instancia, la muerte en una cruz. Pero a través de ellas, Jesús demostró que el plan de Dios seguía funcionando, incluso en las peores circunstancias.
Compruébelo usted mismo
Que el Espíritu Santo te dé ojos para ver al Dios que hace que todas las cosas, incluso las peores, juntas para el bien. Y que veas a Jesús como el que cumple las promesas de Dios a pesar de todo lo que el mal hizo para tratar de detenerlo.