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Amnon y Tamar
En 2 Samuel 13-14 vemos que Dios es un gobernante decisivo, a diferencia de David en sus últimos años.
¿Qué está pasando?
La familia de David se está desmoronando. Después de abusar de Betsabé y asesinar a su esposo, nos enteramos de que los hijos de David no son tan diferentes de su padre.
Amnón, el primogénito de David y el príncipe heredero, ve a su hermosa hermana Tamar desde la distancia y la «ama» (2 Samuel 13:1-2). Al igual que su padre, Amnón cede a su lujuria y viola a su media hermana con la ayuda de su prima (2 Samuel 13:14). Agotando su supuesto amor, Amnón odia a Tamar y la condena a una vida desolada (2 Samuel 13:15, 20b). David, al escuchar que su propio hijo es como él, no hace nada (2 Samuel 13:21).
Pero el hermano de Tamar, Absalón (que también es el siguiente en la línea sucesoria al trono) se vengó en silencio durante dos años (2 Samuel 13:22-23). Con astucia, Absalón conspira y asesina al hombre que bloquea su camino hacia el trono con el débil disfraz de defender la dignidad de su hermana (2 Samuel 13:28). Incluso saca una página del manual de estrategias de su padre con Urías y emborracha primero a Amnón.
Una vez más, David escucha que su hijo es como él y no hace nada para hacer justicia o reparar el reino (2 Samuel 13:38-39). Al juzgar a Amnón o a Absalón, estaría condenando a sus hijos por los pecados que él mismo cometió. Pero perdonar el asesinato de Absalón sería un error judicial. Así que David permite que Absalón huya.
Al ver la incapacidad de David para actuar, Joab saca una página del libro del profeta Natán (2 Samuel 14:2-3). Contrata a una mujer para que cuente una historia notablemente similar a la vida de David (2 Samuel 14:6). Joab espera poder animar a David a reparar su relación con el príncipe heredero. Y al igual que en el caso de Natán, la sentencia de David en el caso que se le presentó es en realidad una acusación contra su propio liderazgo (2 Samuel 14:13).
Así que David invita a Absalón a regresar a Jerusalén, pero aun así se niega a verlo (2 Samuel 14:24). Harán falta otros dos años y un incendio premeditado para forzar una tensa reconciliación (2 Samuel 14:28, 33b).
¿Dónde está el Evangelio?
La profecía de Natán se ha hecho realidad; la espada no está lejos de la casa de David (2 Samuel 12:10). Y la violencia que comenzó David no hará más que agravarse durante el resto de Samuel. La espera llena de oración y la acción decisiva que caracterizaron los primeros años de David han desaparecido. La lujuria de Amnón, la violación de Tamar y el asesinato de Absalón no se controlan. Los pecados de David lo persiguen y lo paralizan.
Pero Jesús no es como estos hijos de David. A pesar de haber sido tentado, Jesús nunca abusó de su pueblo ni abdicó de su poder (Hebreos 4:15). El reinado de David estuvo marcado por la pasividad y la injusticia, pero el reinado de Jesús comienza con un juicio decisivo contra la lujuria, la violación y la violencia. Jesús murió voluntariamente de la manera en que Amnón y Absalón se merecían.
El juicio de Dios sobre Jesús nos muestra que es un gobernante decisivo. No tolerará la violación de sus hijas. No permitirá que el ansia de poder de sus hijos quede impune. La muerte de Jesús demuestra que Dios de ninguna manera absolverá a los culpables (Éxodo 34:7). La muerte de Dios en Jesús demuestra que no hay límites de juicio para quienes rechazan a Jesús como rey por su abuso de poder y violación.
Si ha sido objeto de abuso, si es víctima del ansia de poder de otros, si se siente desolado por la inacción de aquellos en quienes pensaba que podía confiar, si está oprimido por quienes están en el poder, la muerte de Jesús es una buena noticia para usted.
Es el juicio decisivo de Dios contra quienes quieren dañar a sus hijas e hijos. Si el Hijo de Dios no escapó al juicio de Dios, ¿qué pocas esperanzas tienen vuestros opresores? Y si el Hijo de Dios ha resucitado de entre los muertos, ¿qué poder pueden ejercer sus abusadores ante la justicia que se avecina? El juicio decisivo de Dios contra el mal en la cruz es una buena noticia para quienes han visto cómo el abuso se escondía bajo la alfombra. No hay nada oculto a sus ojos. Dios traerá una justicia decisiva.
Compruébelo usted mismo
Que el Espíritu Santo abra tus ojos para ver al Dios que juzga el mal con decisión. Y que veas la muerte de Jesús como una prueba de que ningún mal quedará sin juzgar.