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Animales limpios e inmundos
En Levítico 11, vemos que Jesús revocó este mandamiento para demostrar que nadie debe ser llamado impuro.
¿Qué está pasando?
¿Alguna vez te has preguntado por qué el pueblo de Israel no podía comer cerdos? ¿O has sentido curiosidad por saber en qué consisten las leyes kosher?
Bueno, en este pasaje Dios declara limpios a ciertos animales y a otros inmundos (Levítico 11:2). Los animales limpios pueden comerse, mientras que los animales inmundos deben evitarse.
En Levítico, todo es limpio o impuro. Estas no son categorías morales. Así que las cosas limpias siempre son buenas y las impuras no siempre son malas.
Estas son categorías rituales sobre lo que puede y no puede entrar en la presencia de Dios.
Si algo está limpio, significa que está permitido estar en la presencia de Dios. Si algo es impuro, no puede estar en la presencia de Dios.
La limpieza también es una imagen de la naturaleza y la perfección separadas de Dios. Al seguir los códigos de limpieza, las personas muestran que Dios es distinto y limpio en toda la tierra.
Pero, ¿por qué la distinción entre animales limpios e inmundos?
La Biblia nunca detalla cómo Dios hizo esta distinción.
Lo que sí nos muestra la Biblia es lo que representaba la separación de los animales limpios e inmundos.
El tema era simbólico. Israel había sido separado de las naciones simplemente porque Dios las había elegido. Estaban limpios, mientras que a muchas otras naciones se les llamaba inmundas. De la misma manera, Dios eligió algunos animales que serían limpios y otros que serían inmundos. Dios hizo la separación.
La dieta de Israel era una representación física de su distinción como pueblo de Dios. Comían animales limpios. Estaban limpios. Las naciones comían animales inmundos. Eran inmundos. Eran el pueblo escogido de Dios, que comían el alimento escogido por Dios. Simbólicamente, el punto era: «Eres lo que comes».
¿Dónde está el Evangelio?
Pero algo muy singular sucede con estas leyes cuando Jesús entra en escena.
Jesús abolió la distinción entre animales limpios e inmundos (Mateo 15:11). Mediante una serie de enseñanzas y visiones, Dios revocó estas leyes alimentarias (Hechos 10:15). Ahora ningún animal es impuro o limpio.
Pero, ¿por qué aboliría Jesús esta ley alimentaria?
La respuesta se hace evidente cuando entendemos los animales limpios e inmundos enumerados en Levítico como símbolos de la separación de Israel de las naciones inmundas.
Según el nuevo pacto, todas las personas pueden limpiarse mediante la limpieza proporcionada por la sangre de Jesús. Por lo tanto, la buena noticia del sacrificio de Jesús no es solo para un grupo de personas, sino para todas las personas.
Eso es lo asombroso de la Cena del Señor. A nadie que crea en Jesús se le impide comer. Todas las naciones pueden reunirse en esta mesa con Jesús porque Jesús puede limpiar a cualquiera. Al participar de la limpieza de Cristo, nos limpiamos como Cristo. De la mejor manera posible, en Cristo, somos lo que comemos.
Compruébelo usted mismo
Rezo para que el Espíritu Santo te dé ojos para ver al Dios que llama a la gente a salir del mundo. Y para que veas a Jesús como el que ha hecho una manera de llamar a todo el mundo a sí mismo.