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devocional

Marcos 9:33-10:52

El menor y el mejor

En Marcos 9:33-10:52, vemos que Jesús es quien se debilitó y rechazó para salvarnos y finalmente admite que no somos tan fuertes y aceptados como pensábamos.

¿Qué está pasando?

Los discípulos de Jesús están preocupados por su estatus en su Reino (Marcos 9:33-34). Le dicen a Jesús que quieren sentarse a su derecha (Marcos 10:37). Y momentos antes de que los discípulos descartaran a los niños por considerarlos personas que no merecían la atención de Jesús (Marcos 10:13).

Pero Jesús explica que nos hacemos grandes sirviendo a los más necesitados y humildes y siendo como niños (Marcos 10:15).

Casi de inmediato, alguien que ya es genial, un joven rico, se acerca a Jesús y le pregunta qué se necesita para obtener la vida eterna (Marcos 10:17). Jesús le dice que debe convertirse en un siervo: vender todo lo que tiene y dárselo a los pobres» (Marcos 10:21).

Abrumado por el costo, el joven se marcha triste y desanimado ante la idea de renunciar a todo lo que tiene (Marcos 10:22).

Jesús dice que entrar en el Reino de Dios sirviendo a todos o renunciando a todo es humanamente imposible. Si somos salvos, es solo porque Dios lo hace posible.

Poco después, un hombre pobre y ciego llamado Bartimeo pide la curación y Jesús se la da (10:52). Estos dos hombres demuestran lo que Jesús les ha estado diciendo a sus discípulos. No son los grandes los que entran en el Reino de Dios, sino los más pequeños.

Jesús también quiere que sus discípulos sepan que seguirlo es costoso. Requerirá tanto la muerte de ellos mismos como la de las cosas que consideran preciosas. Llegar a ser grande a los ojos de Jesús significa perderlo todo a los ojos de este mundo.

¿Dónde está el Evangelio?

Jesús es la imagen definitiva de lo más grande que se convierte en lo más bajo. Jesús no vino para ser servido sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45). A diferencia del joven rico, Jesús renunció a todo lo que tenía por personas que no lo merecían.

Como un niño, Jesús obedece el plan de su Padre y sirve a sus discípulos hasta la muerte (Lucas 22:42).

Pero fue precisamente a través de la muerte de Jesús, y al quedar como un niño muerto, resucitó de la tumba y ahora está sentado a la diestra de Dios. Jesús, el último, se ha convertido en el primero. Y la buena noticia es que cuando sigamos el camino de Jesús para convertirnos en los últimos, seremos grandes en él.

Compruébelo usted mismo

Rezo para que el Espíritu Santo abra tus ojos para ver al Dios que es más grande que tú. Y que veas a Jesús como aquel a quien vale la pena renunciar a todo por servir.

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