Oseas 4-5

¿Qué está pasando?

Oseas le dice a Israel que han roto su pacto matrimonial con Dios (Oseas 4:1). Al igual que el intercambio de votos en una boda, Israel y Dios se comprometieron el uno al otro e hicieron ciertos juramentos (Éxodo 6:7). Representaban un pacto que definía la manera en que Israel actuaría en su matrimonio con Dios y la establecía como la representante de Dios en el mundo que la rodeaba (Éxodo 19:6). En ese pacto, Israel también acordó que si el pueblo rompía sus votos, Dios podría rechazarlo y castigarlo (Deuteronomio 28:15).

Pero Israel ha olvidado y, por lo tanto, ha roto el pacto explicado en lugares como los Diez Mandamientos (Oseas 4:2). Dios enumera las formas específicas en que Israel ha traicionado su pacto matrimonial, pero el problema principal es que la gente carece de conocimiento (Oseas 4:6 a). Han olvidado lo que significa ser la esposa de Dios en el mundo. Se han olvidado de Dios y se han convertido en falsos ídolos y falsos amantes (Oseas 4:12).

Debido a que Israel ha rechazado su pacto matrimonial con Dios, Dios los rechazará (Oseas 4:6 b). Si bien muchas de las otras profecías de Oseas se centrarán en castigos específicos contra la tierra y el pueblo de Israel, en esta sección se identifica el peor castigo posible: la separación de Dios. Oseas explica que, dado que Israel ha olvidado su pacto con Dios, es una señal de que no conoce a Dios en absoluto (Oseas 5:4). Dios tiene todo el derecho de alejarse de su relación (Oseas 5:6).

El Dios que solía estar presente y para Israel ahora estará lejos de ella y contra ella (Oseas 5:14). Hasta que la novia de Dios deje de olvidar y, en cambio, adquiera conocimiento, nada cambiará. Israel debe reconocer su culpabilidad, buscar el rostro de Dios y desear desesperadamente que regrese (Oseas 5:15). Solo cuando recuerde su pacto con Dios, volverá a conocer a Dios.

¿Dónde está el Evangelio?

Este vínculo entre no conocer el pacto de Dios y no conocer a Dios mismo se intensifica en el Nuevo Testamento. Los fariseos se enorgullecían de conocer y recordar las leyes del pacto mejor que nadie, pero no son mejores que el olvidadizo pueblo de Israel en Oseas.

Jesús dijo que si realmente creían lo que Moisés escribió en el pacto, creerían en él porque las palabras de Moisés se referían en última instancia a Jesús (Juan 5:47). Pero debido a que carecían de un conocimiento verdadero del pacto, no podían saber quién es Jesús. No podían ver que él es Dios mismo.

Conocer a Jesús es conocer el pacto. Y conocer el pacto es conocer a Jesús. Esto se debe a que Jesús reveló y cumplió el pacto de Dios con Israel en la cruz. Esto es lo que Jesús llamó el nuevo pacto de su sangre (Mateo 26:28). Jesús ha soportado las consecuencias del incumplimiento del pacto que nuestro olvido merece. Y al igual que un esposo fiel, cumple los requisitos del pacto aun cuando los olvidemos (Romanos 8:4).

Y cuando hacemos lo que Dios dijo en Oseas, cuando reconocemos nuestra culpa, buscamos su rostro y lo deseamos sinceramente, comenzamos un nuevo pacto comprado por la sangre de Jesús en la cruz. Como dijo Jesús: arrepiéntete y cree (Marcos 1:15); cuando amamos a Jesús como esposo, recibiremos las bendiciones de estar casados con él. Por eso, conocer a Jesús es conocer el pacto. Conocer a Jesús es la forma en que restauramos nuestra relación fracturada con Dios (Juan 14:7).

Compruébelo usted mismo

Rezo para que el Espíritu Santo abra tus ojos para ver al Dios que quiere ser conocido en alianza con nosotros. Y que veas a Jesús como nuestro esposo que guarda el pacto para que podamos conocerlo para siempre.